Club patinaje artístico. Un círculo.
En este artículo quiero hablaros de algunos pros y contras de pertenecer a un club.
Club, formalmente, es cuando hablamos de un grupo de gente con intereses comunes que toman parte, en este nuestro caso, de actividades deportivas.
Según PuroPatín es mucho más. Cuando formas parte de un club de patinaje y ves de forma regular a gente, no sólo de tu edad, si no que comparte tu pasión. Es inevitable encontrar con quien compartir momentos, fuera del horario de entrenamientos, juntos.
¿Qué pasa cuando pertenecemos a un grupo?
Cuando nuestras hijas eran más pequeñas les decíamos, a modo exageración, que “las pandillas atontan” ya que todo debía ser consensuado por el grupo. En algunas ocasiones, en dichos grupos, le toca a alguien ceder y eso termina por restar personalidad. Ummm ahora que son más mayores, vamos matizando aquellas palabras y entienden que el problema aparece si siempre dominas o eres dominado. ¿Y qué tiene que ver con el patinaje artístico? Yaaaaaa sé que me he ido por las ramas, enseguida llego al jardín donde pretendo adentrarme 😉
En casa nos gusta debatir todas las decisiones que tomamos. Tomarlas juntos. Intentar que los demás influyan lo justo en nuestras opciones de futuro, ya sea a corto o largo plazo. Nos gusta sentirnos dueños de nuestro destino. Hay veces en que hay muchos factores que se escapan a nuestro control y lo entendemos, además hacen todo más emocionante también.
Pertenecer a un club de patinaje es maravilloso siempre y cuando lo entendamos como un círculo.
Un círculo no es un triángulo.
Mi idea es pensar en el conocido como círculo de confianza. Basado en la tolerancia, convivencia y el respeto.
La idea de que unos a otros se necesitan y complementan, me parece acertadísima. Por ello, a mi entender, el Club de patinaje debe ser como un círculo. En el que nuestras opiniones, son igual de válidas que las opiniones de los demás. Respetar y ser respetado.
Ojo, que la idea es fabulosa peroooo que funcione es dificilísimo, todas las piezas deben encajar en esa idea y es un reto.
¿Qué pasa si lo confundimos con un triángulo?
Que se tiende, que los de arriba sometan a los de abajo, aunque sea de manera sutil.
Entendiendo que casi siempre, los de arriba son los veteranos o más diestros en el patinaje y los de abajo los recién llegados o menos hábiles.
La lucha, a mi parecer absurda, por llegar a la cima, nos convierte en personas capaces de no respetar al de al lado como debiéramos, por subir un peldaño en esa pirámide.
Metidos en mi llamado triángulo, no tenemos en cuenta que el recién llegado puede enriquecer nuestro patinaje y la convivencia de igual modo que el veterano.
Creo, desde mi humilde opinión, que dicha pirámide es verdaderamente tóxica en el patinaje. Aprender unos de otros es más sano y agradable en el día a día. La tolerancia y el saber escuchar, es un pilar fundamental a la hora de pertenecer a un grupo.
Lo realmente difícil, es lograr que lo entiendan todos los componentes.
Ideales para pertenecer a un club.
El primero y más firme, es la confianza en uno mismo, las ganas de pertenecer a algo sin necesidad de que los demás nos admiren por ello y evitar creernos mejores.
Leí hace poco una frase de las que circulan por Internet, motivadora. Me hizo pensar durante unos segundos. Me animo a compartirla porque creo que viene acorde al momento: “Una flor no piensa en competir con la flor de al lado, simplemente florece”.
En un club es bonito regar y mimar todas las flores y dejar que crezcan y florezcan, entendiendo que no todas lo harán igual. Pero juntas, formarán un precioso jardín.
Creo que me he pasado de ñoña pero el ejemplo se entiende, así que, ahí queda.
¿Cómo sabemos si estamos en el club de patinaje formando un círculo?
El pertenecer a un Club tiene que hacer que sientas que tu autoestima se ve reforzada y que el grupo te anima a ser mejor.
Desde el momento que notas que tu autoestima se está minando y te sientes pequeño. O te sientes más que bien, sí, pero a costa, de que otros no florezcan…. Amigo mío, creo que te has metido en un triángulo poco enriquecedor a largo plazo. Hay que vivir la competición de manera sana, alegrarse y entender los logros de los compañeros. Crecer en positivo.
Nuestras hijas han pasado, como la mayoría, por etapas en las que se sentían a disgusto por el ambiente que se respiraba en pista, o fuera de ella. Pequeños detalles que desestabilizan. La mayoría de tiempo, se sienten ilusionadas y con ganas de superarse. Es gratificante verlas felices, haciendo lo que les gusta.
No hace falta ser drástico, cada patinador es un mundo y hay que intentar llegar al entendimiento y bienestar. Una charla, una reunión, compromiso de cambios, todo vale si se logra evitar la temida pirámide.
No todo es blanco o negro.
Está claro que tanto en patinaje, como en otras facetas de nuestras vidas, no nos sentimos los 365 días del año igual. Habrá días en los que te sientas más sensible y sientas que tu círculo se deforma. Pero ¿Quién dijo que vivimos un deporte perfecto? Es sano tener ciertos miedos que nos mantengan alerta y hagan agarrarnos a lo que nos hace felices con más ilusión.
Trabajar en nuestra personalidad y forma de vivir, nos ayuda a crecer también en el patinaje y es bonito poder compartirlo con el club donde te sientas cómodo.
Pensemos en ayudar al grupo, en informar, ummmm… Este pienso que es otro de los puntos débiles de algunos clubes.
La falta de información, no sólo respecto al club y cómo funciona, si no de lo que es el patinaje artístico.
Observamos a papas preguntando a otros padres y patinadores más veteranos. Andan perdidos en un mar de dudas, fáciles de resolver por su club y que generan nervios en los familiares. Solucionarlo tal vez, a través de notas informativas, talleres o reuniones.
Nuestra experiencia.
Decir que en primera persona, estamos más que satisfechos por pertenecer al Club en el que entrenan ahora. Sientes que sabes cómo y porqué pasan las cosas. Aunque no siempre y en todo estamos de acuerdo, tenemos un carácter muy crítico, es cierto. Imagino que lo logran otros clubes también.
Hay muchos entrenadores entregados, preparados y felices de vivir este deporte y de transmitir su pasión.
Ayudemos entonces a los patinadores a que crezcan en un hermoso círculo, desde cada uno de nuestros roles.
Salud!!!