Padres y patinaje.
¿Qué saber si somos familiares directos de un patinador?
El patinaje artístico hay que disfrutarlo. A nosotros, los padres, nos ha tocado hacerlo desde la comprensión, distancia y apoyo a los patinadores.
Ser padre de patinador no quiere decir que seas tú el patinador. Hay que empezar entendiendo bien esta idea.
Ejercer presión en los trofeos y pruebas de patinaje, hace que abandonen en vez de querer mejorar y superarse.
Aprendamos de sus ganas de superación y compañerismo.
Los padres no somos entrenadores y tampoco jueces. A algunos hay que recordarselo de vez en cuando, pero es que ser padre no está escrito y no es fácil.
Dejemos que los profesionales hagan su trabajo.
No siempre estaremos de acuerdo con todo lo que los entrenadores, jueces y otros.. digan y hagan, pero hay que aprender a ser respetuoso con el deporte y entorno que eligen nuestros hijos y pensar que ellos mismos serán capaces de decir “no” a lo que les incomode, sin la necesidad de tenernos a cada momento encima y que disfrutaran más lo positivo, si no tienen que compartir el logro obligatoriamente con nosotros y lo sienten como propio. Es su elección y sus vivencias, evitemos contaminar y ocupar más sitio del que nos toca.
Es triste ver como un padre alecciona o regaña a su hijo patinador después de un ejercicio, ver cómo lo compara con otros o como pone excusas ante los demás de cómo podría haberlo hecho mejor. Hay que aprender a ganar, pero sobretodo hay que aprender a perder y a entender que forma parte importante del aprendizaje. No es necesario ni beneficioso que los padres los increpen, entonces ¿¿para qué??
Creemos que sólo pasa en los campos de fútbol pero no es así, algunos padres cometen errores en cualquier disciplina y es interesante intentar evitarlo.
Dejemos a los patinadores disfrutar y amar este deporte, cada uno a su modo.
Tal vez pueda ayudar explicaros cómo intentamos vivirlo en casa, a veces también nos venimos arriba y cometemos errores.
Nuestras pautas como padres de patinadoras:
- Disfrutar cada logro sin menospreciar a otros.
- Aplaudir por mínimo que parezca el momento.
- Ser positivo e inculcar compañerismo.
- No pretender ser el entrenador.
- Involucrarse esta bien, pero no ser demasiado exigente.
- No eres tú el que participa.
- La competición no dura 24 horas al día.
- Los errores y fracasos forman parte importante de este deporte y hay que vivirlos sin dramas.
Los padres y otros familiares son parte fundamental en el desarrollo del patinador, es cierto. Todo es bueno en su justa medida.
Evitemos proyectar en los hijos nuestros deseos e inseguridades. Que disfruten independientes sus experiencias de vida.
Hay que estar cerca, pero no vivir las victorias y derrotas como propias.
Tenemos que valorar la actitud y no sólo los logros. Apoyarlos, admirarlos y amarlos.
Pensar que el patinaje no es la vida completa de nuestros hijos, solo una parte. Si no patina, su vida sigue… evita el derrotismo y el creer que el mundo termina tras los patines. Nuestros hijos son mucho más, todo aquello que se propongan lograr.
Salgamos a disfrutar, a convivir y respetar todo lo que este bonito deporte nos regala ahora.
Es cierto que a algunos padres les entran ganas hasta de patinar, porque ves a tus hijos hacer algo que tú tal vez no podrías, por diferentes motivos. Es esa constancia y superación de los patinadores, la que al final admiras. Pero no, ponerse unos patines no va a convertir a uno en nada sin esfuerzo, detrás hay mucho más….
Aprender a admirarlos desde la distancia es a veces complicado, tiendes a asesorarlos, sobre todo cuando no confías en su entrenador. En ese momento hay que pararse a pensar y creo que hay que decidir confiar en el entrenador o buscar otro en el que puedas hacerlo, porque esa es una de las claves de dejar crecer, la confianza.
Pensemos en una cadena, cada eslabón es una parte importante del patinaje. Un eslabón es el patinador, otro el club, otro los padres, otro… si quitamos uno de esos eslabones, la cadena no hará bien su función. Son necesarias las partes, para lograr un todo. Hagamos una cadena sólida y bonita, que mejore nuestras vidas y nos las complique lo justo. Dejemos que cada eslabón haga su función, para convivir en armonía en el deporte y disfrutarlo a tope.
Hasta aquí os escribo hoy, mostrando nuestra manera de entender el patinaje desde la perspectiva de padres. Nunca es fácil, claro está que no somos perfectos. Recordar las pautas, hace la convivencia con el patinaje muy agradable. A nosotros nos merece la pena y seguro que a muchos también.
Salud!!!