
Sobran motivos para no abandonar el patinaje.
Diferentes estudios nos hablan del abandono de la práctica deportiva, la que sea, entre los 12 y 14 años, sobretodo en chicas. Me generaba curiosidad el tema de abandonar estos días y por ello he estado buscando información sobre lo que las motiva a ello y entender porqué es mejor no hacerlo.
Es verdad, que la edad entre los 12 y 14, coincide en muchos casos, con el paso de patinaje como extraescolar a deporte federado, aunque es un factor de muchos.
Con la llegada a la adolescencia, l@s jóvenes deciden dedicar su tiempo libre a otras actividades. Las razones son muy diversas, pero la presión para que sean más competitiv@s junto a los cambios hormonales de la edad, llevan a l@s patinadores a la idea de abandonar.
Otro de los factores a esas edades y en algunas ocasiones la excusa perfecta para dejarlo, es la mala gestión de los entrenamientos.
También, el abandonar puede llegar a darse por la simple falta de motivación o de interés por el patinaje, dificultades para desplazarse a los entrenamientos y competiciones o la poca implicación por parte de los padres o familiares en las actividades del patinador, lo que termina siendo crucial.

¿Cómo les llega la idea de que deben dejarlo?
En general y principalmente, parece que l@s chic@s se fijan en actitudes y comportamientos negativos durante la práctica deportiva, en su día a día. Comentarios y hechos que a veces los adultos no apreciamos y que les llegan a generar desánimo y rechazo hacía el patinaje. Terminan viéndolo como algo negativo, que les genera estrés y frustración, más que una actividad divertida y gratificante, que es lo que realmente buscan a esa edad.
Frases de desanimo, comparaciones, exigencias, gritos… , todas estas pequeñas situaciones diarias que entienden como negativas, les terminan enviando el mensaje sobretodo en la adolescencia, de que estando allí no van a ser felices.
Uffff y cómo hacer que l@s niñ@s a esa edad vivan los entrenamientos como algo interesante? Pues… a mi parecer, sería bueno ayudar a l@s patinadores a gestionar sabiamente el estrés y la presión que implica la competición, pero no sólo el día que compiten, todos los días. Trabajar aumentando su motivación, las relaciones entre compañeros y la autoconfianza.
Estaaaaa difícil convencerlos de no abandonar, ya os lo digo… leer aquí es muy bonito, pero aplicarlo es todo un reto cuando deciden que no más.

¿Qué podemos hacer los familiares para evitar la idea de abandonar?
Creo que lo principal, es saber si les apasiona lo que hacen, si han elegido el deporte que l@s emociona positivamente.
Evitarles la idea del “ya no es divertido”. Ayudar a no sentir que lo mejor es abandonar.
Podemos ayudar y buscar un entorno en el que se sientan cómodos, valorados y motivados. Encontrar el lugar donde se sientan bien con los compañeros y con el entrenador.
La figura del entrenador es importante. Muchos de los abandonos vienen dados porque los patinadores no se sienten comprendidos o apoyados y por ello, será interesante encontrar a la persona que sepa ajustarse a sus necesidades en cada etapa.
Enseñarles también a nuestros jóvenes que aunque no esté tan de moda decirlo, es genial la práctica del patinaje por el simple hecho de disfrutar.
Evitar la obsesión de la búsqueda del niño prodigio, no hace falta ser el mejor.
Los de élite son una minoría, pero el deporte en sí depende también de los aficionados. Practicar, emocionarse, soñar, admirar a los que lo hacen mejor, vivir esa magia y pasarlo bien.
El patinaje puede convertirse en una afición maravillosa y de por vida, si saben manejar sus emociones y convivir sin rencores ni exigencias absurdas.

Patinaje y personalidad.
Buceando por Internet he podido entender también que el deporte que se elige, tienen normalmente, mucho que ver con la personalidad.
Inevitablemente marcará al patinador y lo ayudará a conocerse y formarse como individuo.
Escribir lo que pienso, busco, leo y aprendo y evitar generalizar es complicado. Espero que entendáis que no intento convencer ni encasillar a nadie. Lo bonito es que cada uno saque sus propias conclusiones de lo que vivimos y compartimos desde PuroPatín.
El patinaje no es sólo una manera de aprender a deslizarse sobre ruedas, si no también una manera de trabajar diferentes habilidades humanas. Esas habilidades, serían entre otras… la solidaridad, el compañerismo, el miedo, la ira, la confianza, etc.
Cuando somos conscientes de que a partir de los 12 años o incluso antes, los niñ@s no sólo van a los entrenamientos a aprender a patinar, si no que ello implica más, ahí es cuando normalmente ponemos el freno de mano y pensamos en los pros y contras de lo que les estamos ofreciendo.
Nos volvemos críticos y exigentes. Buscamos mejorar su día a día y aportar entornos y momentos de satisfacción a los patinadores para que ello, les ayude a forjar la idea de ser buenas personas. Como padres es un peso gigantesco y una responsabilidad que muchas veces nos supera. Pero tampoco nos pongamos dramáticos porque no todo depende de nosotros y menos mal.
El patinaje genera emociones y cada patinador aprende a gestionarlas según el aprendizaje.
Intentemos no abandona y seguir aprendiendo, tanto adultos como jóvenes, sin complejos y con ilusión.
Salud!!!