Trofeo fuera de la zona de confort.
Viajar a la península para vivir otro trofeo es una opción genial.
Una o ninguna son las veces que pueden las chicas PuroPatín disfrutar de competir en su pista, no es el sitio idóneo para ello.
Una vez más cambio de ruedas, nervios y ganas de probar pista lo antes posible para mentalmente hacerse una idea de las nuevas referencias a tener en cuenta para ejecutar un buen ejercicio e ir a tiempo con su música.
Este fin de semana la familia se ha ido al completo a Barcelona, más concretamente al pueblo de Sant Vicenç de Montalt. Un bello paraje de gente amigable y generosa. Nos encanta estar allí.
Las familias del pueblo acogen a nuestros niños en sus casas. Cuidan y miman a todos como si de hijos propios se tratara.
Un fin de semana de emociones.
Experiencias inolvidables para pequeños y grandes.
Compartir siempre es sumar.
La manera de hermanarlos gracias a las entrenadoras tanto del club anfitrión Santvi como del club donde entrenan a diario las chicas, da resultados espectaculares de convivencia y aprendizaje. En un deporte individual es importante saber compartir y ser generoso.
Rivales en pista, amigos fuera de ella. Abrazos de ánimo antes de salir a pista y de confort emocional al abandonarla tras el ejercicio, se leen desde las gradas y nos hace sentirnos orgullosos como padres. Momentos preciosos de niños sinceros y entregados a su deporte favorito. Les agrada la idea de comprenden a la perfección cómo se sienten sus iguales.
Es el segundo año consecutivo que vamos. Si queréis saber como nos fue el año pasado, dejo enlace.
Domingo intenso en Sant Vicenç.
El viernes por la tarde vimos una pequeña parte del XII Trofeo San Vicenç de Montalt.
El domingo, desde las 8 de la mañana hasta las 9 de la noche aproximadamente, lo disfrutamos también.
Más de doce horas de patinaje, de todos los niveles, donde los patinadores se esfuerzan uno tras otro en dar lo mejor de sí en este trofeo.
También vimos en esta ocasión la categoría de show, como diferencia destacable con la edición anterior. Pudimos disfrutar de ellos, grupos grandes y pequeños. Nos gustó especialmente el de Club patinaje Alpha titulado: La vida, una carrera. Aunque por supuesto no somos jueces ni grandes entendidos y no deja de ser tan sólo una opinión entre muchas, seguro diversas e igual de acertadas.
Los patinadores, unas veces consiguen demostrar en esos dos o tres minutos en pista lo que saben y notas por sus caras sonrientes la sensación de trabajo bien hecho.
En otras ocasiones, la cosa no fluye de igual modo. No logran conectar con su trabajo diario como para poder ofrecer el nivel que ellos tienen realmente. Sus caritas de frustración y nervios nos invaden, es cuando más necesitan ese abrazo de “todo va a salir bien”. Es bueno recordar que los errores en pista fortalecen y ayudan a querer seguir luchando.
Desde las gradas si te mantienes atento, puedes traducir sus gestos y entender algo como se sienten, es un acto que entiendo de pura generosidad por parte de los patinadores, tanto si ha ido bien como si ha ido mal.
Hora de regresar.
Ha sido un fin de semana lleno de logros, no sólo de patinaje, si no también personales. Volver a reencontrarnos con caras conocidas, disfrutar de lo que nos gusta. En resumen, vivir sobre ruedas.
Volver a las rutinas diarias se hace cuesta arriba cuando se viven momentos de tanto estrés. Uno intenta darle la importancia justa a cada paso en este deporte, pero no es tarea fácil implicarse con moderación.
Tras el viaje en avión de vuelta, notamos esa ilusión por mejorar. Nuestras pequeñas son muy exigentes con ellas mismas y siempre están imaginando el siguiente paso a dar. Sueñan con la siguiente prueba o competición. Sin olvidar por supuesto, la importancia de descansar y desconectar para llevar un buen ritmo en el colegio. Hay vida y rutinas llenas de emociones también tras los trofeos.
No olvidéis disfrutar.
Salud!!!